Los mayores de la residencia mejoran su estado anímico gracias a los bebés hiperrealistas
Los residentes con mayor grado de autonomía reconocen que se trata de muñecos, pero también experimentan sensaciones de bienestar, ternura y felicidad cuando los acunan.
Los residentes de San Juan de Dios en Sevilla están experimentando desde hace algunos meses los positivos efectos de la terapia basada en la memoria emocional a través de la estimulación con bebés hiperrealistas.
La neuropsicóloga de la Residencia San Juan de Dios, Ana Belén García, sostiene que a pesar de que ya practicaban la estimulación de los residentes con deterioro cognitivo, esta terapia se presentaba como un complemento muy favorecedor a la hora de trabajar las emociones y la afectividad, pues “conseguimos que personas con episodios depresivos, trastorno del estado de ánimo, con estados de agitación o de deambulación errante a causa del Alzheimer, se conecten con su entorno a través de los babies reborn”, explica.
Síntomas como la apatía, el desinterés, la ansiedad o la tristeza son propios de los mayores que padecen este tipo de enfermedades y demencias degenerativas. El trabajo con estos bebés genera en los mayores un beneficio emocional de gran impacto, ya que vuelcan el cariño en ellos y comienzan a generar sentimientos de bienestar. Todos los días, los mayores trabajan en grupo con estos muñecos hiperrealistas. Se les propone que realicen algunas actividades que les permiten mantener habilidades de la vida diaria. Al beneficio emocional hay que sumarle el funcional, pues actividades como vestirlos o desvestirlos conlleva trabajos de coordinación bimanual y motricidad fina importantes. El hecho de seleccionar qué ropa ponerle al bebé según la temperatura y la estación del año les ayuda a trabajar aspectos como la orientación espacio-temporal.
Esta puede ponerse en marcha a demanda y según la necesidad cuando algún mayor presenta un episodio de agitación, angustia o aislamiento entre otras causas. El bebé cumple así el objetivo de calmar y modificar conductas disruptivas y estimular otras más adecuadas.
Además, los residentes con mayor autonomía del centro han mostrado también interés por acercarse a estos bebés hiperrealistas. La neuropsicóloga de San Juan de Dios indica que con estos muñecos “no se pretende infantilizar a nuestros mayores ni tampoco engañar. Nosotros entregamos a los bebés y ellos son libres de interpretar si se trata de un bebé real o de un muñeco”.
Los residentes autónomos saben que tienen en sus brazos un muñeco “muy perfecto” –señalan algunos-, sin embargo la sensación de bienestar que experimentan es tan grande que no se resisten a darles un paseo por la residencia e incluso a tejerles patucos o rebecas. La terapeuta ocupacional, Beatriz Gómez, explica esta reacción en los mayores “porque pasan de ser personas cuidadas a personas cuidadoras, lo que refuerza su autoestima y les permite practicar habilidades de la vida diaria que con estas edades se van perdiendo”.
Muchos de ellos explican la sensación que experimentan al tenerlos en brazos o darles un biberón como de tranquilidad, calma, felicidad, alegría y ternura; sensaciones todas ellas que vienen a equilibrar estados de apatía o soledad que pueden llegar a experimentar.